El vinagre tiene una historia muy variada. Hace más de 6000 años los babilonios fermentaban los frutos de la palmera datilera para obtener vinagre. Hace más de 4000 años los médicos chinos aplicaban diversas receptas basadas en el vinagre como fuente de juventud para prolongar la vida. En la antigua Grecia los médicos recetaban, hace más de 2000 años, vinagres medicinales. Desde la Edad Media también nosotros utilizamos el vinagre como vinagre de hierbas y vinagre medicinal.
El ácido acético activado es un componente importante de nuestra alimentación. Se presenta tanto en el metabolismo humano como en el animal. El vinagre de manzana se considera biológicamente como un vinagre de gran valor gracias a su composición equilibrada y a su alta disponibilidad biológica en el organismo humano.
La eficacia del vinagre de manzana se debe principalmente a sus características que favorecen la digestión, fortalecen el sistema inmunológico, desinfectan, disuelven la mucosidad y son revitalizantes en general. El ácido acético de manzana, equilibrado de forma natural, es también muy eficaz para la regulación de la composición de los líquidos corporales, como reconstituyente, para la desintoxicación y para la regeneración del organismo. La personas con sobrepeso aprecian el vinagre de manzana por sus efectos purgantes. Si se ingiere regularmente en varias tomas a determinadas horas del día contribuye a controlar el peso. Importantes sales minerales, incluido el calcio y también la conocida pectina, vitaminas, oligo-elementos y otras muchas sustancias beneficiosas para la salud que se producen en el proceso natural de fermentación, son las responsables de estas características.
Como forma de administración agradable y efectiva se presentan las pastillas de vinagre de manzana con los elementos esenciales del vinagre de manzana. Contienen toda la fuerza y la eficacia del vinagre procedente del ácido acético de manzana, con un equilibrio natural y sin el penetrante olor y el fuerte sabor agrio típicos del vinagre.